“Reconciliar al mundo es demasiado ambicioso, pero al
menos se puede formar a los niños para ser respetuosos hacia las diferencias,
que son lo único que nos permite aprender: Si todos fuéramos iguales, no
podríamos ofrecernos nada unos a otros. Por eso no debemos temernos, tener
miedo nos vuelve enemigos. Nos ha de empujar la necesidad de realizar nuestros
sueños, que constituye el porqué de la vida. No deberíamos estar gobernados por
el miedo a cumplir nuestras pesadillas”
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