viernes, 23 de marzo de 2012

Escenificación del "Tenebrae", de Paul Celan



TENEBRAE


Paul Celan













C
erca estamos, Señor,
cercanos y apresables.


Presos ya, Señor,
engarzados los unos en los otros, como si
cada uno de nuestros cuerpos fuera
tu cuerpo, Señor.


Ruega, Señor,
ruéganos,
estamos cerca.







Agobiados íbamos, encorbados bajo el viento
hacia la fuente, hacia la zanja,
para arrodillarnos sobre el charco y sobre la oquedad.



Al abrevadero íbamos, Señor.


Era sangre, la sangre
que tú mismo derramaste, Señor.




Y relucía.
Nos arrojaba tu imagen a los ojos, Señor.
Los ojos y la boca tan vacíos, tan abiertos, Señor.
Hemos bebido, Señor.
La sangre y la imagen que en tu sangre estaba, Señor.


Ruéganos, Señor.
Estamos cerca.









Los fotogramas de este montaje fueron obtenidos por Irene Zamorano en la representación de Guantes de Piel Humana en la ciudad de Tarancón de Cuenca en noviembre de 2009 por los mismos autores del guión. 
En esa escena, el judío armenio Moshe (Carlos Morales) interpretaba el Tenebrae de Paul Celan ante la imagen crucificada sobre su fusil del comandante del campo de concentración de Buchenwald (Julio Clemente), donde utilizaban la piel de los judíos muertos para hacer guantes, lámparas, chalecos, correajes y otros objetos de lujo. 
La obra, escrita y representada  por primera vez en 1978 por Julio Clemente, fue en el contexto de la cultura europea el quinto drama que tenía como objeto temático el Holocausto judío, y el primero en todo el amplio  ámbito de la culturara hispanoamericana.
















2 comentarios:

Administrador dijo...

Siempre sorprendes Carlos. Esta vez te escapas del Cantar de los Cantares, te deslizas por el cuadrante de un verso, te fugas de las páginas de los libros, atajas la memoria y de pronto estás allí en escena, prendida tu garganta de Celan y de un tiempo que aún no ha concluido. Sin duda que navegas en el bajel de las fascinaciones.

A chuisle dijo...

Impresionante. Admiro vuestra entrega por la causa de la poesía y de la paz, tras el holocausto. Paz que sólo puede venir de autoasumir el proceso desde lo más íntimo, con una mirada de futuro, ojalá esperanzadora, lo que no es fácil, a la luz de los últimos acontecimientos.